viernes, 7 de septiembre de 2012

SIGMUND FREUD


Sigmund Freud nació el 6 de mayo de 1856. Fue un genio y un hombre que cambió el mundo. Antes de Freud los problemas psicológicos eran vistos como problemas espirituales o físicos. Pero cuando Freud observó gente con manifestaciones físicas causadas por histeria que Jean- Martin Charcot podía eliminar a través de la hipnosis, el punto de vista psicológico nació en la mente de Freud. La causa no eran los demonios, el mal de ojo, o una bacteria, sino una motivación psicológica. La causa era invisible porque se derivaba psicológicamente como un resultado de experiencias y relaciones interpersonales.
Simung Freud nació en Freiberg pequeña ciudad de lo que hoy es Checoslovaquia. Murió en 1939, en Londres.
Sus años de experiencia psicoanalítica los realizó en Viena, donde, sin embargo, sus teorías no habrían de tener muy buena acogida durante los primeros años de su trabajo, especialmente entre los círculos médicos; a pesar de ser él mismo graduado en medicina y especialista en neurología. Sus investigaciones, sin embargo, no se centran en la medicina como tal, sino que deben su reconocimiento a la elaboración de un método: el psicoanálisis.
Abandonó pronto sus investigaciones neurológicas para dedicarse plenamente a lo llamado “estudio de los enfermos nerviosos”. Utilizó la hipnosis durante un cierto tiempo pero descartó esta técnica terapéutica tras comprobar que sus efectos sólo se mantenían mientras el enfermo permanecía bajo la hipnosis.
A principios del siglo XX, publicó La interpretación de los sueños, extenso libro donde Freud desarrollaba una tesis fundamental “los sueños no sólo son un producto psíquico desechable, como se creía hasta el momento, sino que representan un trabajo psíquico normal lleno de sentido”.
El psicoanálisis es una tradición humana, nacida en las mentes, los corazones, los conflictos personales y las luchas interpersonales de sus fundadores y contribuyentes. Es una tradición que pasa de una generación a la siguiente. Hablaré sobre estas tres generaciones de psicoanálisis.
El psicoanálisis es un conjunto de teorías y una disciplina creada en principio para tratar, enfermedades mentales, basada en la revelación del inconsciente.
El psicoanálisis busca ser también:
  • Un método de introspección y de exploración del inconsciente.
  • Una técnica terapéutica para el tratamiento de las enfermedades mentales.
  • Una técnica usada para formar psicoanalistas (es un requisito básico en la formación psicoanalítica someterse a un tratamiento psicoanalítico).
  • Un método de análisis crítico aplicable a la historia y la cultura.
  • Un movimiento que busca defender y asegurar la aceptación de la teoría y la técnica.
El psicoanálisis es considerado una ciencia por gran parte de sus defensores, mientras que sus críticos lo consideran una pseudociencia.
Freud no inventó exactamente el concepto de mente consciente versus mente inconsciente, pero desde luego lo hizo popular. La mente consciente es todo aquello de lo que nos damos cuenta en un momento particular: las percepciones presentes, memorias, pensamientos, fantasías y sentimientos. Cuando trabajamos muy centrados en estos apartados es lo que Freud llamó preconsciente, algo que hoy llamaríamos “memoria disponible”: se refiere a todo aquello que somos capaces de recordar; aquellos recuerdos que no están disponibles en el momento, pero que somos capaces de traer a la consciencia. Actualmente, nadie tiene problemas con estas dos capas de la mente, aunque Freud sugirió que las mismas constituían solo pequeñas partes de la misma.
La parte más grande estaba formada por el inconsciente e incluía todas aquellas cosas que no son accesibles a nuestra consciencia, incluyendo muchas que se habían originado allí, tales como nuestros impulsos o instintos, así como otras que no podíamos tolerar en nuestra mente consciente, tales como las emociones asociadas a los traumas.
De acuerdo con Freud, el inconsciente es la fuente de nuestras motivaciones, ya sean simples deseos de comida o sexo, compulsiones neuróticas o los motivos de un artista o científico. Además, tenemos una tendencia a negar o resistir estas motivaciones de su percepción consciente, de manera que solo son observables de forma disfrazada.
El término inconsciente es el más popular del psicoanálisis mismo. Los psicoanalistas prefieren explicarlo como una dimensión de lo psíquico, radicalmente diferenciada de la consciencia aunque vinculada con ella. La idea de inconsciente llega al psicoanálisis a través de dos caminos: la filosofía y la psicología de la época.
Freud: “Cualquier representación psíquica puede estar presente en nuestra conciencia y luego desaparecer. Y, sin embargo, puede volver a aparecer a través del recuerdo, no como otra consecuencia de la representación sensorial”. Esto equivalía para Freud, a que dicha representación había estado latente, y este hecho era una dimensión del insconsciente.
Un sujeto es sometido a un estado hipnótico durante el cual se le da una orden cualquiera: por ejemplo que beba agua. Acto seguido, se le despierta y es invitado a explicar lo que recuerda. En este momeno, la persona realiza la orden recibida en estado hipnótico, es decir, beber agua. Interrogado sobre esta acción, manifiesta que no lo sabe, aunque trata de justificarla diciendo que tiene sed.
Sin embargo, la explicación no es que tuviera sed, sino la orden de beber agua( de la que el sujeto no tiene conciencia porque es incapaz de recordar).
En el inconsciente hay que tener en cuenta los siguientes mecanismos:
Desplazamiento: movilización y cambio de lugar de una carga psíquica, un desplazamiento de la importancia de una unidad a otra.
Condensación: unión de varios elementos separados que tienen determinada afinidad entre sí.
Proyección: el sujeto proyecta sus impulsos agresivos sobre otros y luego se siente perseguido y acosado por esos mismos.
Identificación: transferencia del acento del objeto al sujeto en una manifestación general. Va de sujeto a objeto.
Características del inconsciente:
  • Ausencia de cronología: el inconsciente no reconoce pasado ni futuro, tan sólo el presente.
  • Ausencia del concepto de contradicción: no pone reparo a la existencia de sucesos antitéticos. Tampoco sabe decir que no, lo expresa en forma de símbolos.
  • Igualdad de valores para la realidad interna y la externa o supremacía de la primera.
  • Predominio del principio del placer: no soporta el displacer.
  • Dentro del sistema inconsciente es necesario tener en cuenta una porción que se halla integrada por elementos que si llegaran a ser conscientes presentarían notables diferencias con los demás, constituyendo el inconsciente reprimido. Todo lo reprimido tiene que permanecer inconsciente, pero no forma por si sólo todo el contenido de este.
La realidad psicológica freudiana empieza con el mundo lleno de objetos. Entre ellos, hay uno especial: el cuerpo. El cuerpo es especial en tanto actúa para sobrevivir y reproducirse y está guiado a estos fines por sus necesidades (hambre, sed, evitación del dolor y sexo).
Una parte (muy importante, por cierto) del cuerpo lo constituye el sistema nervioso, del que una de sus características más prevalentes es la sensibilidad que posee ante las necesidades corporales. En el nacimiento, este sistema es poco más o menos como el de cualquier animal, una “cosa”, o más bien, el Ello. El sistema nervioso como Ello, traduce las necesidades del cuerpo a fuerzas motivacionales llamadas pulsiones (en alemán “Triebe”). Freud también los llamó deseos. Esta traslación de necesidad a deseo es lo que se ha dado a conocer como proceso primario.
El Ello es la función más antigua y original de la personalidad y la base de las otras dos. Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos o pulsiones más primitivos. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen las contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños.
El yo surge a fin de cumplir de manera realista los deseos y demandas del ello de acuerdo con el mundo exterior, a la vez que trata de conciliarse con las exigencias del superyó. El yo evoluciona a partir del ello y actúa como un intermediario de este y el mundo externo. El yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del ello de una manera apropiada en el mundo externo. Usa el pensamiento realista característico de los procesos secundarios. Como ejecutor de la personalidad, el yo tiene que medir entre las tres fuerzas que le exigen: las del mundo de la realidad, las del ello, y las del superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización integrada.
El Superyó es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la conciencia y el ideal del yo. La conciencia se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas.

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